BRUXISMO INFANTIL
BRUXISMO INFANTIL
Se define el bruxismo como el hábito involuntario de apretar o rechinar las estructuras dentales sin propósitos funcionales. Este trastorno puede conllevar a dolor de cabeza y músculos de la mandíbula, cuello y oído.
CAUSAS
Este puede producirse por causas psicológicas o físicas.
Las causas psicológicas son todos aquellos trastornos o alteraciones que pueden desencadenar tensión emocional o estrés. Aquí tenemos por ejemplo los casos de hiperactividad o de niños muy activos que durante el día están nerviosos y continuamente haciendo cosas, al llegar la noche la actividad sigue de algún modo apretando y rechinando los dientes. La ansiedad es una causa frecuente de bruxismo.
Entre las causas físicas se incluyen dolores de cabeza, dolor de oídos, aparición de nuevos dientes o caída de los dientes de leche que dan nueva forma a la estructura bucal o una mala posición de los dientes que interfiera en la forma de cerrar la mandíbula. Aunque hay cierta polémica en esto, se suele pensar que en niños el bruxismo muchas veces puede coincidir con la presencia de parásitos intestinales, ya que la incomodidad que estos provocan se traducen en una intranquilidad y tensión del niño.
TRATAMIENTO
Probablemente este hábito de apretar y rechinar los dientes mientras duerme sea pasajero. Tal vez cuando pase la enfermedad o cuando pasen las situaciones de estrés para el niño, desaparezca. Lo que podemos hacer es observar cuándo hay bruxismo, que normalmente coincide con las situaciones mencionadas.
Por ello, cuando el diagnóstico es establecido durante un examen dental y si las lesiones son mínimas o imperceptibles, no está indicado ningún tratamiento local sino más bien se establece la atención a los trastornos de ansiedad.
Una forma de tratar este hábito de manera no invasiva es con terapias antiestrés, que en los niños pueden ser la práctica de un deporte, paseos, un baño relajante, un masaje, la lectura de un cuento, escuchar música, dormir con ellos... En relación a esto, hay que procurar que no se vayan tristes ni enfadados a la cama (ni que lo estemos nosotros con ellos).
En definitiva, buscar el modo de que el niño abandone los nervios antes de dormirse, y por supuesto nada de televisión u ordenador antes de ir a la cama, que hace que no estén "desconectados" ni tranquilos.
Como el tratamiento está relacionado con el riesgo de lesión dentaria y su posible afección muscular, en los casos más graves puede ser necesaria la colocación de una protección dental de resina o plástico, conocida como férula de descarga o placa miorrelajante, para impedir la lesión permanente y afección de los dientes.
Últimamente se suele desvincular el bruxismo del niño con la presencia de parásitos intestinales, aunque cabe destacar que en algunos casos si se ha visto la presencia de parásitos. Si el niño se queja de picor o dolor en el ano, hay que llevarlo al pediatra porque probablemente tenga lombrices y hay que tratarlo.
Desde luego, no quiero decir que las lombrices sean el único motivo de bruxismo (esta teoría parece que no está totalmente descartada), pues tiene que haber una predisposición en la persona que suele rechinar los dientes, y tal vez sea la situación de sueño alterado (como cuando se está enfermo, hay algún dolor o se está ansioso...) lo que incremente el bruxismo.
La fisioterapia, con ejercicios musculares para ayudar a su relajación y disminuir el dolor provocado por la tensión bucodental, también está recomendada en ocasiones.
En definitiva, el bruxismo infantil se produce cuando el niño aprieta y rechina los dientes cuando duerme, y hay que estar atentos a su evolución e intensidad, intentando reducir las posibles causas que lo provocan para que el niño duerma más relajado y tranquilo y evitar problemas derivados de este trastorno.
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